sábado, setembro 28, 2024

irina yellows


Palabras como hojas
 
Si las palabras fueran aves escapando del barro, entrarían en la cúpula de los avisperos, de las treguas imperecederas, de las almohadas rotas y los despistes oblicuos en el corazón.
 
Si me arrancaran las cicatrices quizás sabría caminar mejor, olvidar el sinsabor, los amaneceres crisálida, los rotos rojos de un sol disecado, el lugar abstracto de la soledad, dónde se guardan los recortes de periódico y las fotos viejas.
 
He querido descifrar el laberinto y he vuelto a caer sin caer, he vislumbrado el pasadizo azul, he vuelto a ver las estrellas salir y disparar en las azoteas de las casas sin tejado.
 
Ha vuelto a salir la luna sin huida, en los albores de luz, en la oscura grieta del dolor, donde sangran las estepas de los miserables.
 
Y así me cuento yo las cosas para no despilfarrar con el miedo y el ocaso del tragaluz.
 
Las horas pasan y han pasado sin saber quién es él y quién soy yo, un día más al cincel del abismo; acariciando las últimas palabras que te quiero decir y callar. Me dejas claro sin querer el por qué y quizás así sea más fácil volar.
 
Aun quedándome vacía de certidumbre, en la levedad del ser y del consciente de las hojas al caer sin saber que caían.
 
 

 
 
Palavras como folhas
 
Se as palavras fossem pássaros a escapar da lama, entrariam na cúpula dos ninhos de vespas, das trevas imperecíveis, dos travesseiros rotos e dos despistes oblíquos no coração.
 
Se me arrancassem as cicatrizes, talvez pudesse andar melhor, esquecer o dissabor, os amanheceres crisálida, os quebrados vermelhos de um sol dissecado, o lugar abstrato da solidão, onde se guardam recortes de jornal e fotos antigas.
 
Quis decifrar o labirinto e voltei a cair sem cair, vislumbrei o passadiço azul, voltei a ver as estrelas a sair e a disparar nos terraços das casas sem teto.
 
Voltou a sair a lua sem fuga, nos alvores da luz, na escura greta da dor, onde sangram as estepes dos miseráveis.
 
E assim me conto as coisas para não desperdiçar com o medo e o pôr do sol da clarabóia.
 
As horas passam e passaram sem saber quem é ele e quem sou eu, mais um dia no cinzel do abismo; acariciando as últimas palavras que te quero dizer e calar. Deixas-me claro. sem quereres, o porquê e talvez assim seja mais fácil voar.
 
Mesmo ficando vazia de certeza, na leveza do ser e da consciência das folhas ao cair sem saber que caíam.