Mostrar mensagens com a etiqueta ana luisa mora. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta ana luisa mora. Mostrar todas as mensagens

sábado, agosto 24, 2024

ana luisa mora


Playa chiquita
 
Se quitó las chancletas y metió un dedo en el agua estancada.
¿Es en serio?, preguntó.
Treinta segundos antes vieron un perro,
un zaguate largo de pata corta,
orinar en esa misma agua.
 
Pero este era el único trillo
para llegar a la playa,
el paso estaba interrumpido por ese «estanque»
(el río desbordado por la hora y la lluvia caribeña);
y la verdad es que nunca habían ido a la playa juntos.
 
Sabían
por el sonido violento que los alcanzaba
que la marea estaba alta y picada:
estaban en medio de la jungla,
detrás de un manto de árboles,
y tan cerca de ver el mar juntos por primera vez
que ya recibían la brisa distintiva
con iones negativos.

 
 
 
Praia pequenina
 
Tirou os chinelos e meteu o dedo na água parada.
A sério? Perguntou.
Trinta segundos antes viram um cão,
um podengo comprido de pata curta,
urinar nessa mesma água.
 
Mas esta era a única vereda
para chegar à praia,
a passagem estava interrompida por essa «poça»
(o rio transbordado pelas horas e pela chuva caribenha);
e a verdade é que nunca tinham ido à praia juntos.
 
Sabiam
pelo som violento que os atingia
que a maré estava alta e picada:
estavam no meio da selva,
atrás de um manto de árvores,
e tão perto de ver o mar juntos pela primeira vez
que já recebiam a brisa distintiva
com iões negativos.