segunda-feira, maio 27, 2024

anabeatriz fernández


Las bicicletas son para el verano
 
Aprendió sin elegancia a andar en bicicleta.
Pálida, tomada de dos brazos de metal
extendidos, los pies encadenados a los pedales,
el aire secando la emoción. Aprendió
desaprendiendo el miedo, la torpeza,
la ausencia de equilibrio, sin conocimiento de
las leyes físicas, el pecho tambaleante como un
papalote aturdido, el sexo sobre un triángulo
sin dirección, una rosa sin viento. Solo la
sostenían unas manos atrás, gritando.
Empujando. Supo de su pequeño triunfo
cuando la voz se quedó dormida, confundida
entre las voces que se acercaban de frente. Supo
que había aprendido cuando vio la mano
moviéndose en la otra orilla como una pequeña
ola de un mar extranjero.
 
 
 
 
 
As bicicletas são para o verão
 
Aprendeu sem elegância a andar de bicicleta.
Pálida, tomada por dois braços de metal
estendidos, os pés acorrentados aos pedais,
o ar secando a emoção. Aprendeu
desaprendendo o medo, a torpeza,
a ausência de equilíbrio, sem conhecimento
das leis físicas, o peito cambaleante como um
papagaio atordoado, sexo sobre um triângulo
sem direção, uma rosa sem vento. Só a
sustinham umas mãos atrás, gritando.
Empurrando. Soube do seu pequeno triunfo
quando a voz adormeceu, confusa
entre as vozes que se aproximavam de frente. Soube
que tinha aprendido quando viu a mão
agitando-se na outra margem como uma pequena
onda de um mar estrangeiro.